sábado, 4 de septiembre de 2010

HORACIO GARCÍA


Los primeros 4 años de vida 1935 -1939 pasaron por mí durante la guerra civil española.
Soy uno de los hijos de republicanos españoles que llegaron a México en 1939. Llegamos en el barco "Mexique"cuando yo ya tenía 4 años de edad.
Mi infancia transcurrió en la calle. Fuí uno de aquellos niños de barrio que disfrutamos de las revistas " Chamaco chico ", " Pepín", "Cartones"; de la libertad y seguridad con que jugábamos en la calle hasta las 11 de la noche; de las posadas de la vecindad, de los parques "España" y México"; de Chapultepec virginal; de la época del cine nacional dedicado al México campirano, con Tito Guízar, Jorge Negrete, Gloria Marín, María Félix, Cantinflas, etc; del desarrollo de la radio, con Cri Crí, los programas que desaraban la imaginación,; de los vendedores ambulantes y sus pregones, etc, etc.
Los niños de los años de mi infancia crecimos sin miedo a la calle y a los desconocidos. no nos asustaban ni los borrachos ni los mariguanos; nosotros asustábamos a los pocos mariguanos de entonces cuando pasaban frente a nosotros.
Crecí estudié en "Ruiz de Alarcón" ( solo los meses que estuvo abierto ) pasé al Colegio Madrid, al Instituto Luis Vives, escuelas todas pagadas con fondos de la República española en el exilio, y desde 3" de secundaria me hice excursionista, recorriendo primero con una Asociación Escultista Mexicana inolvidable, los " Amigos del Bosque", y luego, a partir de la entrada a la Escuela Nacional de Ciencias Químicas de la UNAM, a pié y con la tienda de campaña a la espalda, muchos caminos de México, compartiendo fogata , frijoles, queso, sardinas, tortillas y sabrosa salsa con cuanto campesino o grupo de campesinos nos detenia en nuestro recos recorridos.
De estas experiencias, de mi afición a la lectura, (motivada por los tres primeros libros que mi padre me compró en la Primera Feria del Libro que se hizo en la ciudad de México, en el monumento de la Revolución, los que fueron: "La Ilíada", "La Odisea" y el "Poema del Mio Cid" ) y de la motivación que encontré en mi primera clase como maestro de Fiísica y de Química en el Colegio Madrid, cosa que hice omo servicio social aceptado por la UNAM, pude entenderme como producto de la educación liberal española, de su cultura, del humanismo que es la esencia de lo mejor de España, y de mi amor a México, a su campo y montaña, a sus valles y playas, a su gente más pobre y también la más generosa. Soy por tanto una persona que identifica con orgullo tanto su amor a esa España peregrina, quijotesca, entregada al viento y la luz que inspiran a León Felipe, a Antonio Machado, a Miguel Hernández a ángela Figueres, a García Lorca, Alberti, y el resto de esos dueños de la voz; como del amor a México y su pueblo, a los más desprotegidos y aislados, a sus indígenas y campesinos, a sus obreros y pescadores.
Hace tiempo, cuando descubrí en la Educación el campo de batalla para luchar por la elevación de la calidad de vida de México y los mexicanos, ( y con ellos de todos los pueblos de la tierra, tan sometidos y esclavizados por las tenebrosas alianzas entre gobiernos, empresas, ejércitos, policías, y políticos corruptos de aquí y de allá ) decidí dedicar mi vida a esa educación que podría liberar y que no es precisamente la que consiste únicamente en acumular cursos, niveles de estudio, conceptos sin que su conocimiento sea sigmificativo, diplomas, condecoraciones académicas que si bien dan lustre a quién las recibe no se traducen en un efecto de esa elevación de la calidad de vida de quiénes no han tenido acceso ni a la educación ni al trabajo, ni a una vivienda que los proteja de las inclemencias del tiempo, ni a una atención médica adecuada, ni a una alimentación que en realida nutra.
Escogí luchar conscientemente por ellos, por los desprotegidos.
Esto no es optimismo pueril. Es solamente un optimismo de combate, un optimismo de quién se reconoce combatiente y sabe que en esa lucha, en la misma lucha y nada más, es dónde se pueden encontrar los satisfactores que la onciencia nos exige.
Por eso soy un educador- comunicador, cuya herramienta principal es la Historia y más precisamente, la investigación de las relaciones entre la Ciencia y la tecnología con la sociedad y con el Hombre, que son para mí dos niveles diferentes de conciencia.
Escribo, doy conferencias, imparto cursos a compañeros profesores, trato de favorecer el desarrollo entre niños y jóvenes del gusto por la lectura, el placer de entender lo que nos sorprende y a veces asusta; uno de los objetivos más importantes en cualquier proyecto de divulgación de la cultura y educativo es, a mi juicio el de contribuir a la mayor libertad de pensamiento y en eso lo que justifica, no solo la educación en el área de ciencia, sino la educación significativa en cualquier rama del conocimiento.

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