martes, 20 de abril de 2010

BANDERAS VIVAS EN ROJO,AMARILLO Y MORADO

Banderas vivas en rojo, amarillo y morado nos recibieron en la explanada del Monumento a la Fraternidad, bajo un cielo de mediodía que no prometía sol. Invitada por Sonia Subirats, quien preside la asociación de Hijos y nietos del exilio republicano en Barcelona, asistí, el domingo 18 de abril, al emotivo acto de homenaje a los republicanos asesinados por el franquismo en el Camp de la Bota.

Después de las palabras que los oradores dedicaron al recuerdo de las víctimas fusiladas por su ideal de libertad, siguió la entrega de ofrendas florales de manos de las diversas asociaciones presentes. Conforme iban siendo nombradas las representaciones, observé que Sonia se mostraba inquieta. No era para menos. Por más que su espíritu estuviera entregado y comprometido, sus manos estaban vacías de flores. Un compañero solidario, le ofreció dos claveles rojos. El rostro de Sonia se iluminó, y al llamado de los Hijos y nietos del exilio republicano, se acercó al monumento y, en nombre de todos nosotros, depositó la sencilla ofrenda.

Sonaron las primeras notas del Himno de Riego, y con el puño izquierdo en alto y el corazón agitado, las seguimos. Desde el interior del pecho me brotó orgulloso el recuerdo de mi abuelo, que luchó en el frente; de mi madre, una niña que le dijo adiós a su tierra ensangrentada desde el vapor Mexique. Y al iniciar la Orquesta Municipal el Himno de Catalunya, a esos puños izados se incorporaron fuertes las voces de los jóvenes, de los viejos, de los hombres y mujeres que persistimos en conservar la memoria de aquellos que con sus vidas defendieron la República. Porque la memoria ayudará a que estos holocaustos no se repitan.

Quiero aprovechar este espacio para hacer un llamado a los hijos y nietos de los exiliados republicanos que nos encontramos en Barcelona, e incluso de aquellos que por razones geográficas se encuentran a la distancia, para comprometernos solidarios con las tareas que esta asociación realiza y que requieren necesariamente de un apoyo económico con la finalidad de lograr su desarrollo.

Sumarse como socios activos a la asociación de Hijos y nietos del exilio republicano, mediante una modesta aportación voluntaria, es alzar la voz, es decir no al olvido. Sumarse es poner flores en las manos de Sonia.


Carmen Simón
Barcelona, abril 2010


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